En la primavera de 1945 la Segunda Guerra Mundial está a punto de terminar. La costa de Francia está plagada de minas que el ejército nazi dejó escondidas bajo la arena para impedir el desembarco de los aliados. En Hyères, en la Costa Azul, prisioneros alemanes son obligados a limpiar las playas. Junto a ellos, miembros de la Resistencia, maquis y otros franceses voluntarios se enfrentan a tan peligrosa tarea. Sin planos de la ubicación, deben guiarse sólo por el tenue temblor de las varas que llevan para detectarlas, al que se une el disimulado temblor de su miedo a que les estallen. Franceses y alemanes trabajan codo con codo, y dependiendo unos de otros –«qué siniestra ironía»– para sobrevivir, con el objetivo común de desactivar las minas, una a una. Pero no es el único, cada uno de ellos tiene su propósito. Vincent busca a Ariane, la mujer que ama y de la que sólo los alemanes pueden saber lo que ha sido de ella; Lukas planea escaparse, Saskia quiere saber quién delató a su familia…

Historiadora de formación y de profesión guionista, Claire Deya habla en esta novela del después de una guerra que sólo terminará cuando se hayan desactivado todas las minas. Porque «quienes creen que la lucha termina cuando se deponen las armas se equivocan». Y habla también del principio de una posguerra en la que cada uno debe rehacer su vida y a sí mismo, desprenderse de las obsesiones que impiden la liberación y sanar. La traición, la venganza, la desconfianza y la culpa, pero también el amor, la esperanza, la fraternidad, la confianza y el perdón son los temas de una novela extraordinaria que el lector no podrá soltar hasta el sorprendente final y que en Francia ha merecido el premio RTL/Lire Magazine 2024 a la mejor novela otorgado por los lectores.



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